Muchos deportistas de élite confían plenamente en las posibilidades reparadoras de la osteopatía para prevenir, aliviar y corregir sus problemas de salud, sean lesiones o dolencias de mayor alcance. Y muchos de ellos han encontrado un alivio definitivo a sus problemas gracias a estos tratamientos.
Las únicasherramientas del osteópata son sus manos, y con ellas realiza unos ajustes, que nunca son dolorosos ni traumáticos, a fin de calmar y frenar las posibles disfunciones orgánicas y restituir la circulación de energía entre los diferentes sistemas del organismo. Y es que la osteopatía considera al ser humano en su globalidad y las diferentes partes del cuerpo, como interdependientes unas de otras.
Los deportistas tienen mucho que ganar con esta disciplina terapéutica. Muchos recurren a ella para tratarse de una lesión que les afecta y les limita en su rendimiento deportivo, y los hay que acuden con una visión preventiva, a fin de evitar que se produzca cualquier tipo de distensión o lesión futura de la que su práctica deportiva los haga más o menos propensos, pero en cualquier caso lo que se pretende es equilibrar su sistema estático y postural, y minimizar así los riesgos de lesión o malformaciones.
Algunas de las lesiones deportivas en las que la osteopatía es muy efectiva son:– Esguines de tobillo, rodilla, etc.– Tendinitis, epicondilitis, fascitis plantar.– Protrusiones, hernias discales y ciáticas.– Contracturas musculares, cervicalgias, dorsalgias y lumbalgias, etc.– Hombro doloroso, etc.
Una vez se acude a la consulta, el osteópata hará un examen minucioso de los procesos patológicos y compondrá el historial clínico del paciente, para lo cual incorporará preguntas sobre sus hábitos alimenticios, estilos de vida, precedentes familiares y su rutina deportiva.
Tras una meticulosa exploración, inspección y palpación, establecerá un diagnóstico osteopático, en que se apuntarán las causas primarias de las lesiones o dolencias, que en muchos casos pueden tener orígenes múltiples e inesperados.
A veces un esguince mal curado, puede ser responsable, años más tarde, de un problema grave y persistente de dolor de espalda o cervicales.